jueves, 1 de mayo de 2025

Mata el pecado o el pecado te matará a ti. Parte I

 





 

I. Introducción

 

La historia del pecado de Acán y su desenlace -vista con los ojos del siglo XXI- parece de una severidad a la que no estamos acostumbrados. De hecho, da pie para que se plantee la herética hipótesis que el Dios del Antiguo Testamento sería distinto al del Nuevo. También se ha dicho que Dios habría cambiado, lo que contradice su atributo de inmutabilidad.

 

Dios no ha cambiado, y su severidad sigue intacta. Veremos que aún en nuestros días existe la posibilidad que Dios declare a alguien como "anatema".

 

Hemos dividido este tema en dos secciones. La primera trata sobre el pecado de Acán (Js 7:1), mientras la segunda se referirá -en un próximo escrito- a sus múltiples consecuencias (Js 7:2-26).

 

i. Contexto

 

Los pueblos que habitaban la tierra prometida y zonas aledañas se caracterizaban por una maldad extrema. El desenfreno sexual utilizado como insumo para la adoración idolátrica, la violencia en las relaciones humanas, el abuso por parte de los más fuertes y en particular la muerte por incineración de niños entregados en sacrificio, como lo hacían los cananeos y amonitas en su adoración a Moloc, caracterizan la cultura imperante en estas naciones. Dios prohibió en particular toda cercanía del pueblo a la idolatría de Moloc (Lv 20:2-5). Interesante es constatar que tanto los antiguos aztecas, incas y otros pueblos precolombinos también practicaban el abominable sacrificio de niños.

 

Jericó, ciudad probablemente dedicada al dios de la luna, era un centro de adoración idolátrica y de prácticas paganas. Por esta razón Dios declaró anatema esta ciudad: "Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis" (Js 6:17-18). Más adelante, cuando Josué comandó la destrucción de la ciudad, pronunció la siguiente maldición: "Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas" (Js 6:26).

 

En este contexto histórico de pueblos paganos e idólatras, Israel es elegido y llamado por Dios a la santidad: "Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios" (Lv 20:7), lo que significa vivir en obediencia a sus mandatos. Dios establece claramente condiciones en su contrato con Israel (Dt. 28), las que se sintetizan en que si el pueblo obedece la voluntad de Dios se convertirían en luz para las naciones, en un mensajero del conocimiento del Dios verdadero. Esta obediencia sería recompensada con el respaldo permanente de Dios a la nación en lo militar y económico. Sin embargo, en caso que el pueblo siguiera el camino de las naciones impías y se involucrara en actos de idolatría, Dios expresaría su ira de diversas formas.

 

ii. El pecado


"Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel" (Js 7:1)


La sustracción del anatema, término que significa "separado para ser destruido", es un acto de suma gravedad. La ley de Dios no prescribe muerte por lapidación o quema ante cualquier transgresión, sino que lo hace en casos muy específicos, entre los cuales están los hechos relacionados con el anatema. La raíz hebrea de anatema "JEREM", puede significar algo dedicado a Dios para darle honra o algo dedicado para destrucción, por el contexto de la narrativa en cuestión sabemos que Jericó fue maldita o separada para destrucción. Algunos pasajes de la ley relacionados con el anatema son:

 

Deuteronomio 7:26

"y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema"

 

Levítico 27:29

"Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta"

 

Deuteronomio 13:17

"Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres"

 

De alguna manera la condición de anatema es similar a la de un objeto radiactivo. No sólo se debe evitar el contacto directo, sino que hay que procurar por todos los medios estar lejos de su presencia. Acán al tomar del anatema no solo se contaminó él, sino que perjudicó a su familia, a su tribu y a todo Israel, en distintos grados.

 

Es paradójico que en el periodo en que se inserta este lamentable episodio abunden las acciones sobrenaturales de Dios en favor de su pueblo. Dios abre el río Jordán de forma análoga a lo que hizo con el mar rojo, Josué tiene un encuentro con el Príncipe del Ejército de Jehová, una Cristofanía que probablemente fue comunicada al pueblo, la ciudad de Jericó es destruida milagrosamente por la mano de Dios, evento en que Acán con toda seguridad participó. En síntesis, el obrar de Dios era evidente a los ojos del campamento. Es de notar además que las obras portentosas de Dios hechas en Egipto, en el mar rojo y en el desierto eran ampliamente conocidas en todo aquel mundo contemporáneo (Js 2:9-10). También es de mencionar que el pueblo -desde que comenzó la dirección de Josué- se encontraba en buen pie espiritual: "Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes" (Js 1:16).

 

En este marco favorable ocurre el pecado de Acán, que de alguna manera nos rememora al de Adán. Ambos fueron ingresados en ambientes favorables, Adán en el Edén, Acán en la tierra prometida. Adán gozaba de una comunión directa con Dios mientras que el Israel de Acán -como hemos mencionado- podía observar visiblemente la dirección del Señor. En ambos casos este nuevo comienzo se ve frustrado por el pecado.

 

El pecado siempre expresa el deseo humano de independencia de Dios, eso caracterizó a la caída de Adán y a todos los casos posteriores. El pecado es el deseo de reemplazar la ley eterna por nuestros propios parámetros de conducta, de modo que nunca seamos juzgados como transgresores, pues acomodamos las leyes en nuestro beneficio. Quizá lo más doloroso del pecado es que expresa un profundo desprecio hacia Dios, pues al actuar contra su voluntad declaramos que Él no logra satisfacer completamente nuestras vidas.

 

El pecado de Acán expresa todo lo anteriormente mencionado. Al tomar un botín desde Jericó -ciudad declarada completamente anatema- Acán expresó amor por las riquezas de alto valor para este mundo, su sed de codicia fue más fuerte que el amor que debía tener por Dios, el que se expresa en obediencia por sus mandatos (Js 6:17-18). Al actuar de esta manera Acán desestimó todo lo que es Dios en favor de la recompensa temporal. Es de notar que el primer capítulo de Josué cierra con el siguiente versículo: "Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente" (Js 1:18).

 

 

iii. Aplicación

 

No debemos descuidar la salvación que Dios nos ha dado (He 2:3), debemos ser vigilantes en todo, de lo contrario crearemos las condiciones para que el pecado nos desborde. John Owen, el famoso puritano, acuñó la frase: "Mata el pecado o el pecado te matará a ti" situación que se previene cultivando una relación con Dios que sí o sí requerirá disciplina, esfuerzo, madurez y menosprecio por los deleites temporales del pecado que abundantemente nos ofrece este mundo.

 

El amor al mundo y las cosas que están en el mundo es la puerta a todo pecado. Como dijo el apóstol Juan "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1° Jn 2:15-16). Tanto los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida son influencias que nos impulsan a querer vivir en independencia de Dios. Tristemente, cuando estas influencias triunfan damos lugar al pecado.

miércoles, 2 de abril de 2025

Gozo en la adversidad

 



"Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" Santiago 1:2-4

 

En este pequeño pasaje Santiago nos encarga estar gozosos en medio de la adversidad. A primera vista esto parece una contradicción, tener gozo experimentando quebrantos no es lo natural, pero efectivamente es lo que señala el escritor. ¿En qué sentido una adversidad en salud, trabajo, separación familiar o problemas de variada índole pueden generar gozo en el cristiano? La respuesta es clara: la adversidad nos llevará al Señor. Al atravesar el valle de oscuridad lo primero que hacemos como creyentes es recurrir a nuestro Padre Celestial: 

 

"Dios es nuestro amparo y fortaleza,

Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones"

Salmo 46:1

 

Glorificamos al Señor confiando en su soberanía, entendiendo que todo lo que nos pasa es por nuestro bien espiritual: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Rm 8:28).

 

Confiar en el designio de Dios y depender de su voluntad es la actitud que honra al Señor, esencialmente porque es la cara opuesta al pecado: querer ser autónomo de Dios y de su voluntad. Tristemente, como seres en que aun mora el pecado, recurrimos a Dios intensamente cuando transitamos la adversidad, pero solemos olvidar al Señor cuando los principales aspectos de esta vida están resueltos: tenemos salud, hay suficientes ingresos económicos, plena armonía familiar, amor, etc. El Señor -que todo lo sabe- conoce también nuestra tendencia a quitarle el lugar prominente, por lo que de tanto en tanto permite que la adversidad alcance nuestras vidas.

 

¿Cuánto nos afectarán las pruebas? Dependerá de cuán arraigados estemos a este mundo. La pérdida de un trabajo es básicamente un tema financiero, pero también tiene aristas relacionadas a nuestra reputación, a lo que creemos que significamos para los demás, pensamos que perderemos aprecio, porque construimos una identidad en función de nuestra actividad. Algo similar sucede con los quiebres familiares o matrimoniales, los que cuando ocurren dejan al descubierto un largo tiempo de descuido en la relación con Dios. La muerte y los problemas de salud afectan a todo el mundo, pero su impacto es distinto cuando el enfermo es una persona consagrada al Señor.

 

Las situaciones adversas no avisan, aparecen repentinamente y nos impulsan a los brazos del Señor. Hallamos al Señor siendo nuestro pronto auxilio en la tribulación y nuestra fe y paciencia son fortalecidas cuando hallamos descanso en el Señor. La paciencia en el Señor nos acerca a la voluntad que Dios tiene para cada uno de nosotros.

martes, 31 de diciembre de 2024

El amor eterno de Dios

 


 

 

La Preeminencia del amor

 

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

1ª Corintios 13:1-7

 

Este pasaje enseña claramente que las obras del hombre sin amor no tienen valor para Dios. El pasaje es enfático; obras sin amor sólo construyen una vida religiosa. El capítulo es literariamente majestuoso en describir el amor de Dios, finalizando con la preminencia de éste sobre la fe y la esperanza:

 

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”

1ª Corintios 13:13

 

De estos tres sólo el amor es eterno. Cuando estemos con Dios no será necesaria la fe ni la esperanza.

 

 

El amor en el mundo

 

Es clara la Escritura cuando expone la importancia del amor de Dios, pero no es fácil comprender con precisión a qué se refiere Dios cuando habla de amor. Aparecen varias interrogantes respecto de la naturaleza de este amor, quiénes lo poseen y cómo se manifiesta. 

 

El tema se complica cuando pensamos, por ejemplo, en la Teletón. Se les llama las “27 horas de amor”, pero ¿27 horas del amor de 1ª Corintios 13? ¿acaso no es una iniciativa implementada por inconversos en el seno de este mundo? ¿no utiliza estrategias acordes a la moral de este mundo para lograr sus propósitos? ¿Cristo compartiría una “vedetton” para recaudar fondos? Es improbable que estos espectáculos correspondan a lo que enseña 1ª Corintios 13.

 

Otro ejemplo, más lejano. La obra de Sor Teresa de Calcuta tiene una resonancia a nivel mundial, su preocupación por los pobres y enfermos la llevó a ganar el premio Nobel de la paz, por su servicio altruista. Es de destacar la labor de Teresa de Calcuta. No obstante, sus convicciones doctrinales demuestran sin duda alguna que la luz del Espíritu Santo nunca estuvo en ella: 


·     “Me encantan todas las religiones. … Si las personas se convierten en mejores hindúes, mejores musulmanes, mejores budistas por nuestros actos de amor, entonces hay algo que está creciendo allí“ 

·     “Nunca hemos tratado de convertir a nuestros pacientes al cristianismo. Lo esencial es que cumplan con Dios por medio de su religión, no importa la que sea. Lo que salva es la fe en Dios. No importa desde dónde se llega a él“.

 

A la luz de estas frases ¿su obra refleja el amor de 1ª de Corintios 13? ¿Una persona no guiada por el Espíritu Santo puede dictar cátedra de amor al prójimo?

 

En Chile un caso similar es el Hogar de Cristo, institución que no necesita presentación. Sin duda que la preocupación por el desposeído y sufriente –la razón de ser del Hogar de Cristo- son rasgos que marcaron el ministerio de Cristo en la tierra, pero al igual que en el caso anterior, ¿la luz del Espíritu Santo guiaba las enseñanzas y creencias sostenidas al interior de aquella institución? ¿podemos decir que este organismo lleva personas a la fe salvadora que se halla en las Escrituras? Me temo que no.

 

 

¿Puede estar el amor de Dios presente en el inconverso?

 

La respuesta a esta interrogante es un rotundo NO. El amor de Dios no puede estar presente ni expresarse en un ser humano que no ha sido regenerado por Dios. Esto se establece claramente en el siguiente texto:

 

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él

 1ª Juan 2:15

 

“El amor del Padre” puede estar o no estar en una persona. El amor del Padre NO está en TODAS las personas, está solo en algunas, sólo en los cristianos verdaderos.

 

Entonces, ¿qué tipo de amor es el que expresa este mundo cuando se ve bondad o compasión por el dolor ajeno? Es verdad que hay personas que sin Cristo son realmente buenas en parámetros humanos, muestran una misericordia digna del Señor Jesús. Debemos saber que ese amor es el “amor natural”, presente en este mundo desde que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. El amor es un atributo de Dios, por lo que vemos cierta reminiscencia de éste en toda la humanidad, aunque es una presencia dañada por el pecado. 

 

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza...”

Génesis 1:26

 

El “amor natural”, que toda la humanidad tiene (en diferente medida), no es igual al “amor del Padre” que el apóstol Juan advierte tan enfáticamente que NO está presente en los hombres amantes de este mundo.

 

El amor que Dios pone en el creyente no es igual al amor natural que todo el mundo posee desde su nacimiento físico. El amor de Dios viene con el nuevo nacimiento espiritual, en cambio el amor natural viene “incluido” en todo ser humano desde su nacimiento carnal. Por este motivo, el amor de Dios debe ir más allá del natural, debe expresar algo distinto que solo los cristianos pueden entregar. A final de cuentas, los únicos que tienen el “amor del Padre” son los verdaderos creyentes. 

 

Veamos algunas características del amor de Dios, para poder acercarnos con más propiedad a 1ª Corintios 13.

 

 

Dios expresa su amor por nosotros en Cristo y en su muerte de cruz

 

Dios enseña claramente que su amor lo expresa en Jesucristo. Por lo tanto, el significado del amor de Dios es cristocéntrico, y naturalmente eso debe ser así. El autor de la creación se entrega voluntariamente por un acto de amor al Padre, dándonos vida, salvándonos del juicio por nuestros pecados.

 

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."

Juan 3:16

 

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Romanos 5:8

 

Es comprensible que Cristo sea la expresión absoluta del amor de Dios, ya que sólo él tiene potestad de cambiar el destino eterno del ser humano: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9). Nada puede ser más importante que la persona de Jesucristo, las consecuencias de su obra por nosotros no las podemos dimensionar en esta vida, tan sólo podemos entender que hemos pasado de muerte a vida, que ya no hay condenación para nosotros. 

 

"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados." 

1 Juan 4:10

 

"...y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre..." 

Apocalipsis 1:5

 

Intentar comprender el sacrificio de Cristo es algo complicado. Sólo Dios hecho hombre, y muerto con la más extrema forma de muerte de su tiempo, la muerte de cruz, pudo satisfacer las demandas de justicia de un Dios santo y justo. Tan santo y justo que no pudo tolerar el pecado ni “pasarlo por alto” sin antes hacer pago por él. Y este pago lo incluyó a él mismo. Lo central para esta exposición es clarificar el nexo entre el amor de Dios y su muerte de sacrificio, pues la motivación de Cristo por la salvación de su pueblo fue amor eterno.

 

 

Dios disciplina por amor. El objetivo es llevarnos de vuelta a Cristo.

 

El amor de Dios puede incluir aspectos desagradables. A veces la disciplina de Dios se manifiesta de formas leves, en otras, de maneras más drásticas. Algunas enfermedades, algunos desenlaces laborales, e incluso problemas familiares, surgen desde Dios mismo con el objetivo de traernos a Cristo de vuelta cuando hemos comenzado a alejarnos de él. Cuando las preocupaciones de esta vida nos nublan la mirada y dejamos de tener a Jesucristo como el centro de la vida, entonces la disciplina y la exhortación son la más clara muestra del amor de Dios, aunque no sea fácil verlo así. 

 

"Porque Jehová al que ama castiga, 

Como el padre al hijo a quien quiere."

Proverbios 3:12

 

"Porque el Señor al que ama, disciplina, 

Y azota a todo el que recibe por hijo."

Hebreos 12:6

 

“Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente.” 

Hebreos 13:22

 

"Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete."

Apocalipsis 3:19

 

“conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.

A algunos que dudan, convencedlos.

A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.”

Judas 21-23

 

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”

Santiago 1:2-4

 

El amor de Dios tiene un enfoque eterno en Cristo

 

En la eternidad tendremos nuestra parte con Dios. Será un tiempo sin fin gozándonos de la admiración que tendremos por Dios, al cual ni siquiera durante toda la eternidad podremos llegar a comprender a cabalidad. Experimentaremos el amor de Dios en plenitud, ya que estaremos plenamente en Dios y nada más ni nada menos que ¡viéndolo!  

 

Dios es eterno (Gn. 21:33), su amor también lo es.

 

"Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia."

Jeremías 31:3

 

"Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia..."

2 Tesalonicenses 2:16

 

“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,”

Hebreos 13:20

 

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”

Colosenses 3:2

 

 

Conclusión: el amor de 1ª corintios desde la perspectiva del amor de Dios

 

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.”

1ª Corintios 13:1-2

 

Puedo tener grandes capacidades para expresar y entender contenidos, así como expresiones de éxtasis emocional o sobrenatural como hablar en “lenguas angélicas”. Pero si no soy capaz de llevar al ser humano a Cristo, ¿de qué vale? El hombre sigue perdido en el infierno. Si no puedo reprender o exhortar a mis hermanos alejados del Señor, ¿de qué sirven las grandes obras de este mundo? Mis hermanos seguirán desperdiciando sus vidas lejos de Dios.

 

“Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.” 

1ª Corintios 13:3

 

Como vimos, desde una perspectiva eterna, pierde centralidad la satisfacción de las necesidades humanas. Si bien lo que hizo Teresa de Calcuta fue digno del premio Nobel de la Paz, desde una perspectiva eterna la pregunta es ¿llevó almas a la salvación en Cristo? ¿Huyeron del infierno cientos o miles de seres humanos a través de su predicación? Si la respuesta es no, entonces “de nada sirve”. 

 

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.”

1ª Corintios 13:4-6

 

Todas estas características reflejan el carácter del Señor. El amor de Dios debe ser una fuerza que impulse a la gente a conocer a Cristo. El hombre con amor de Dios no se goza en la injusticia, pues ésta detiene el avance de la verdad, y sin la verdad nadie puede llegar al nuevo nacimiento. Romanos 1:18 dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. El amor de Dios se goza en la verdad que puede llevar a la salvación, “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” (2ª Tim 3:14-15)

 

“Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”

1ª Corintios 13:7-8

 

El hombre que predica a Cristo, o el que trae de vuelta a Cristo al creyente alejado, está en condiciones de sufrirlo todo. “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:12-13.

 

El amor nunca deja de ser, porque el amor de Dios es Eterno.

 

¿Tu vida lleva a los inconversos a Cristo? ¿tu vida acerca a tus hermanos más y más a vivir en la voluntad de Dios? Si la respuesta es positiva, no tengas duda que el amor del Padre está en ti.

 

Mata el pecado o el pecado te matará a ti. Parte I

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