sábado, 12 de marzo de 2022

Pablo se reúne con la Iglesia de Jerusalén (Hechos 21: 17:26)

 


El gozo de la comunión en Jerusalén

 

Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. 

 

Los hermanos de Jerusalén hospedaron en sus casas amablemente a la comitiva, la cual incluía gentiles incircuncisos. Probablemente en este momento Pablo entrega la ofrenda levantada durante su tercer viaje misionero. Es de destacar el hecho que en un periodo marcado por un fuerte resurgimiento del nacionalismo judaico, los hermanos en Jerusalén se hubieran abierto a recibir en sus propias casas a hermanos gentiles.

 

La comunión entre hermanos debe ser motivo de gozo espontáneo (v. 17). La vida cristiana al interior de cualquier congregación debiese ser motivo de alegría pues es el Señor Jesucristo el adorado por personas en las que habita el Espíritu Santo, el cual glorifica al Hijo: "Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Jn 16:14-15). 

 

Si establecemos como supuesto que toda congregación tiene actividades que giran en torno al Señor, realmente no se puede entender el porqué algunos miembros de la iglesia no sólo no se interesan en estar presentes en las reuniones, sino que en algunos casos no se sienten cómodos participando. Como la realidad suele ser más compleja, evaluaremos dos posibilidades: Si una congregación -como la iglesia de Jerusalén- está centrada en Cristo y en el evangelio, conversa sobre las "cosas que Dios ha hecho entre los gentiles", y tiene claridad que su propósito es adorar a Cristo, entonces los miembros que se sienten incómodos son los que tienen que observar con más detención su propia fe (2º Co 13:5). En caso contrario, si la congregación no tiene a Jesucristo como su razón de ser, y en su lugar está el bienestar de los asistentes (con cierto barniz espiritual, por cierto), entonces los que tienen que observar con más detención su propia fe son los liderazgos de aquella congregación.

 

Pablo tratando con las tradiciones judías

 

Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.

 

Como mencionamos, el contexto histórico de este periodo es de un fuerte nacionalismo judaico. Los cristianos judíos de Jerusalén aceptaron la ofrenda de los gentiles, pero al hacerlo se enfrentaron a un conflicto con su cultura. Habían tensiones en Jerusalén, en el templo habían sicarios que daban muerte a aristócratas judíos por colaborar con gentiles. El nacionalismo judío estaba en aumento (lo que dará lugar finalmente a la revuelta del año 70), y no toleraban mantener relaciones estrechas con miembros de otros pueblos. El apóstol Pablo se ve forzado a demostrar la integridad de su naturaleza judía sin comprometer su misión hacia los gentiles (1).

 

La palabra "celosos" por la ley (v. 20) se podría traducir también como "fanáticos" por la ley. Valga esta mención como contexto para entender lo que viene. Estos eran cristianos judíos que seguían siendo leales a los aspectos ceremoniales de la ley, si bien "no veían a la ley como medio de salvación, aún observaban las fiestas requeridas, las regulaciones de días de reposo, los votos rituales y las restricciones dietéticas de la ley" (2).

 

Para entender este pasaje es necesario tener presente los siguientes antecedentes: 


1. Estos judíos celosos de la ley hicieron una clara distinción entre cristianos judíos (los nacionales que mantenían sus costumbres ancestrales) y los cristianos gentiles (creyentes de otras naciones que nunca tuvieron relación con la cultura hebrea). La palabra gentil expresa a todo aquel que no es judío. Con posterioridad el cristianismo utilizó la misma expresión para denotar a todo aquel que "no es cristiano". La palabra "gentil" se podría entender como "extranjero", alguien que está fuera de la comunidad cultural.


2. Los apóstoles y otros líderes de la iglesia en Jerusalén no se oponían a la continuación de las prácticas de la ley judaica. De hecho, en ninguna parte del Nuevo Testamento se condena a los cristianos judíos por practicarlas (3). 


3. Los cristianos judíos, antes de la revuelta contra Roma y la consiguiente destrucción de Jerusalén, tenían predominio numérico sobre los gentiles en la iglesia. Recordemos la prioridad en el Evangelio, el cual es "...poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente..." (Rm 1:16). Con posterioridad esta relación se invirtió y el cristianismo se convirtió en una fe predominantemente gentil, la iglesia en Jerusalén desapareció, mientras Antioquía y Alejandría se pusieron a la vanguardia. 


4. La predicación de Pablo se iniciaba de forma distinta según su audiencia. Cuando predicaba a una audiencia judía, por ejemplo, en Antioquía de Pisidia, Pablo comenzaba con los patriarcas y seguía con la historia de Israel (véase Hechos 13:16 en adelante), pero cuando predicaba a gentiles partía proclamando a Dios creador de los cielos y de la tierra (véase Hechos 17:24). Esto demuestra que tanto judíos como gentiles son comprendidos como grupos con cosmovisiones diferentes. Se entendía que los gentiles no tenían relación ni con Abraham, ni con Isaac ni con Jacob, ni menos con la historia posterior de Israel.

 

Recordemos que el problema que originó el Concilio de Jerusalén (48 d.C.) fue el tratamiento que se le daba a la legislación del Antiguo Pacto en la vida de la iglesia de Cristo. Las conclusiones del concilio fueron claras, el judío nacional puede continuar con su sistema de costumbres ancestrales, pero no debe obligar a los gentiles a adoptar las costumbres judaicas. Lo único que se haría explícito como prohibición sería "que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien" (Hch 15:29).

 

Entre el Concilio de Jerusalén (48 d.C.) y esta nueva visita de Pablo a Jerusalén (57 d.C), han transcurrido casi 10 años. La situación ahora es distinta y el problema suscitado es prácticamente el inverso al del concilio. Si diez años atrás el conflicto estaba en que algunos querían obligar a los gentiles a judaizar, ahora la acusación es que algunos querían supuestamente "des-judaizar" a los cristianos judíos. Si consideramos el segundo punto antes enumerado, el Nuevo Testamento no obliga a los cristianos de trasfondo hebreo a renunciar a sus costumbres ancestrales. Después de todo Dios fue tolerante durante este periodo de transición del Antiguo al Nuevo Pacto, "Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer" (Hebreos 8:13). Nótese que el Antiguo Pacto es algo que está "próximo a desaparecer", lo que claramente sugiere una transición. El Nuevo pacto es un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas, donde el mediador es perfecto, sin defecto, sacrificado una vez y para siempre.

 

Sin embargo, la pregunta permanece: ¿por qué Pablo consintió en judaizar siendo que el Antiguo Pacto está por desaparecer? La respuesta es la actitud humilde de Pablo hacía sus connacionales, los cuales además eran "fanáticos de la ley", por lo que no era sencillo hacerles ver lo innecesario del cumplimiento de leyes rituales ni civiles. Las leyes rituales están abolidas por la nueva realidad de Cristo morando en el corazón del creyente "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2º Co 5:17) o "el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica" (2º Co 3:6). A Dios no se le busca en un templo, ahora mora en el corazón del creyente. Por otro lado, en lo que respecta a la ley civil, un ciudadano en cualquier parte del mundo rige su vida social por el código civil, penal y comercial de su propio país, y no por las leyes israelitas dadas a Moisés hace 3500 años. 

 

Pablo mismo explica su proceder en su primera carta a los Corintios: "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley;" (1º Co 9:20). Los cristianos judíos eran débiles, por no comprender la grandeza de la gracia de Dios en Cristo Jesús, por lo que la actitud de los creyentes fuertes fue de condescendencia, procurando no ofenderles en lo que a esto respecta.

 

Como conclusión observamos que en este periodo de transición Dios permitió a los cristianos judíos la práctica de sus costumbres ancestrales. Sin embargo, el fenómeno opuesto, o sea, exigirle a un gentil vivir de acuerdo al Antiguo Pacto es algo que no solo no se prescribe en el Nuevo Testamento, sino que es gravemente condenado cuando se lo considera como medio de salvación. En su carta a los gálatas Pablo hace mención a los judaizantes al interior de la iglesia, los que obligaban a los hermanos a la circuncisión. Quizá lo más relevante de este pasaje es que los judaizantes son descritos como "falsos hermanos". 

 

"Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros" (Gál 2:3-5)

 



[1] Craig S. Keener, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia. Nuevo Testamento. Editorial Mundo Hispano, Colombia, 2019. Pág. 386.

[2] John Macarthur, Comentario del Nuevo Testamento: Hechos, Editorial Portavoz, USA, 2014. Pág. 549.

[3] Ibid.

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