lunes, 25 de diciembre de 2023

Breve. La predicación que cita autores cristianos

 

¿Es adecuado citar autores cristianos en una predicación o ésta debiese remitirse solo al texto bíblico? 

 

Creo que es correcto utilizar autores cristianos. Razones:

 

I. Ciertos contenidos de la Escritura deben ser comprendidos por todos los salvos de Dios: "Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno" (Mt 13:23). Como se puede ver, el "entendimiento" de la Palabra, en sus aspectos esenciales, es obligatorio en el salvo.

 

II. El apóstol Pedro, en su segunda carta, señala que hay aspectos en la Escritura que no son sencillos de comprender: "... como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición" (2º Pe 3:15-16). 

 

III. Lo anterior implica que alguien debe ser capaz de transformar los contenidos difíciles en fáciles, de modo que todos puedan entender al menos lo esencial. Los encargados de esta tarea -en el contexto de la iglesia- son los maestros, hermanos que tienen una especial habilidad para comprender y enseñar la Escritura. "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas" (1º Co 12:28).

 

IV. La operación del don de maestro en el creyente supone la presencia del Espíritu Santo en él, "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (1º Co 6:19). La iglesia de Cristo ha tenido durante siglos hermanos con el don de maestría. Es clave tener conciencia que la iglesia ha existido antes de nuestra propia vida, en otras palabras, la iglesia de Cristo no nació con nosotros (pensamiento muy propio de nuestros días). El Espíritu de Dios ha ministrado a través de hombres con capacidades sobresalientes durante generaciones. El resultado de esto son cientos y cientos de documentos de estudio y reflexión cristiana, donde los maestros han plasmado el don que Dios ha regalado a su iglesia. A su vez, las siguientes generaciones de cristianos han podido evaluar este material histórico, depurando los escritos y dejando atrás los errores. 

 

El trabajo de los antiguos ha facilitado la comprensión de los distintos contenidos de la Escritura, se han sistematizado las doctrinas, se ha profundizado en sus contenidos, se ha dado respuesta a objeciones aparentes, etc. Nosotros tenemos la posibilidad de contrastar estas conclusiones directamente y verificar su pertinencia. Esto nos ahorra mucho tiempo.

 

V. Por esta razón creo que citar la reflexión bíblica de autores cristianos de reconocida trayectoria y capacidad no sólo es un reconocimiento a la iluminación y ministerio del Espíritu Santo en aquellos, sino que también es una muestra de humildad en el creyente, el cual recurre a la iglesia de Cristo de siglos pasados en búsqueda de iluminación y orientación.

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