domingo, 31 de marzo de 2024

Adornando la doctrina de Dios

 


Tito 2:1-5

 

"Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada".

 

El apóstol Pablo exhorta a Tito a predicar de acuerdo a la sana doctrina, la cual es el cuerpo de enseñanzas que la iglesia apostólica estimaba como contenido profético de parte de Dios (2° Pe 3:16). La sana doctrina está en abierta oposición a las enseñanzas de los falsos maestros, tantas veces denunciados por el mismo Pablo en sus distintas cartas, al parecer las enseñanzas de estos falsos hermanos estaban menoscabando la estructura de las familias. Por esta razón, en Tito 2:1-10 la sana doctrina se relaciona preferentemente con aspectos prácticos en la vida familiar del cristiano. 

 

Obedecer al Señor implica no sólo predicar o hablar, sino vivir la sana doctrina. Vivir en obediencia es un deleite para el cristiano, pues saber que se está en la voluntad de Dios trae paz y gozo al corazón, lo opuesto que genera el pecado. Vivir en obediencia trae bendición espiritual a la vida. Quiero destacar que en este pasaje hay una implicancia que no siempre se hace notar: "una conducta acorde a la sana doctrina hará que el cristiano se gane el respeto de otros, ese respeto honra al Señor y a su palabra". Las enseñanzas prácticas de este pasaje buscan evitar que el entorno romano acusara al cristianismo de ser subversivo, de promover un estilo de vida familiar distinto al tradicional. Una mala conducta en este ámbito conducía rápidamente a los gentiles a blasfemar contra Dios. Además, acusar de subversión al cristianismo habría significado más persecución para el pequeño pero creciente número de creyentes.

 

Estamos seguros que las exhortaciones a la vida práctica que hace Pablo en estos versículos tienen varios efectos positivos (en caso que sean obedecidas): mejoran las relaciones humanas, dotan de mayor armonía al entorno familiar, además podrían "minimizar" la posibilidad de problemas cotidianos que suelen surgir de la interacción humana. Sin embargo -y eso es lo que quiero destacar- el propósito general de todas estas exhortaciones prácticas aparece en el versículo 5: "... para que la palabra de Dios no sea blasfemada". Dicho de otra manera, las instrucciones para la vida familiar no tienen por objetivo principal el traer "bendiciones de todo tipo" a los creyentes, sino que buscan ante todo que Dios sea glorificado en la conducta de su iglesia, ya que su palabra no será blasfemada por los observadores que hay alrededor. El propósito último del cristiano es honrar al Señor y la conducta práctica es una de las principales maneras de glorificar a Dios. Por lo tanto, la principal motivación que tenemos en ser obedientes es glorificar al Señor, antes incluso que lograr sus beneficios.

 

Tito 2:9-10

 

"Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador".

 

El pasaje repite la idea: "para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador". Nuevamente se hace explícito que las exhortaciones antes expuestas tienen por propósito "adornar la doctrina", la cual proviene de Dios. Por lo tanto, se refuerza la idea que la conducta práctica del creyente tiene por propósito último el glorificar al Señor.

 

Timoteo 6:1

 

"Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina".

 

Cuando Pablo le escribe a Timoteo también exhorta a los amos a tener una buena conducta con sus esclavos. Nuevamente, el énfasis es que una mala conducta de parte de un cristiano gatillaría el comentario negativo desde el mundo, dando pie a la blasfemia contra el Señor.

 

En todos estos pasajes queda claro que la conducta obediente del creyente honra al Señor, glorifica su nombre. En segundo plano aparecen las consecuencias positivas y benéficas de la obediencia. Ante todo, el creyente debe estar consciente que es un representante imperfecto de Cristo en la tierra, y que la manera en que conduzca su vida traerá gloria o blasfemia al nombre del Señor.

 

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