lunes, 25 de enero de 2021

Primer viaje misionero: Listra, Derbe y el retorno a Antioquía de Siria (Hechos 14:8-28)



Bernabé y Pablo huyen hacia Listra


La violenta persecución de los judíos en Iconio hizo que Pablo y Bernabé recorrieran 32 kms para llegar a Listra, ciudad de Licaonia. Al parecer no había sinagoga en la ciudad, por lo que la predicación del evangelio tuvo que realizarse probablemente al aire libre. En este contexto Dios obra un milagro a través del apóstol Pablo sanando a un cojo “Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo” (Hch 14:8-10). Llama la atención lo similar de esta historia con la sanción milagrosa obrada por Pedro y Juan en Jerusalén. Ambos casos trataron sobre la sanidad de un cojo, la participación de un apóstol, el asombro de los presentes y la necesaria aclaración respecto de la naturaleza humana y común de los ejecutores visibles del milagro. 

 

Sin embargo, el milagro fue mal comprendido por parte de los presentes, los que le concedieron a Pablo y a Bernabé la condición de dioses merecedores de sacrificios y adoración, lo que claramente constituye una abominación. Existía una leyenda local que “contaba de ocasiones anteriores cuando los dioses habían bajado a ellos en semejanza de seres humanos, en particular Zeus y Hermes” (1). Probablemente, por razón de esta leyenda la multitud utilizó estos dos nombres, o los equivalentes en la lengua vernácula de Licaonia.

 

Después de presenciar el milagro la multitud exclamó fuertemente: “Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros” (Hch 14:11) y llamaron a Bernabé “Júpiter” y a Pablo “Mercurio”, nombres que en el imperio romano recibieron los equivalentes griegos de Zeus y Hermes. Júpiter era el dios principal, el más imponente, lo cual podría indicar algo de la apariencia de Bernabé. Mercurio es la expresión latina del “Hermes” griego, el cual era el dios mensajero, asociado a la palabra hablada, a los contenidos. De este nombre proviene la palabra “Hermenéutica”, y se le asignó a Pablo producto que él era el que proclamaba el mensaje principalmente.

 

Este intento de endiosamiento de los apóstoles también incluyó a los sacerdotes locales. El sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba presente en Listra, se acercó con toros y guirnaldas para ofrecer sacrificios a los apóstoles. Tal hecho generó que Bernabé y Pablo rasgaran sus ropas, en señal de repudio, rechazo e indignación (Hch 14:14). 

 

Al observar esta expresión de abominable idolatría por parte de la gente de Listra me pregunto: ¿qué propósito pudo haber tenido Dios con la sanidad milagrosa al cojo? Por lo pronto, se puede constatar la gran aglomeración de gente escuchando a Bernabé y a Pablo, además del impacto que debe haber generado la repentina sanidad del cojo. Probablemente este contexto dispuso de mejor manera a los presentes a escuchar el evangelio, en una localidad que como mencionamos, carecía de sinagoga, lo que sugiere un virtual desconocimiento de las Escrituras.

 

Esta idolatría aberrante tenía que terminar, por lo que Pablo y Bernabé hablaron fuerte a la multitud reprendiendo su conducta “¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros” (Hch 14:15). En Apocalipsis 19:10 se da una situación similar, cuando Juan equivocadamente se postra en adoración ante un ángel, el cual le corrige inmediatamente. También el apóstol Pedro tuvo que decir algo similar a Cornelio, cuando trató de adorarle: “Levántate, pues yo mismo también soy hombre” (Hch 10:26). Es innegable que la conducta idolátrica se gesta con relativa facilidad en el corazón del hombre.

 

En medio de este tumulto, Bernabé y Pablo predicaron sobre el Dios verdadero, “os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay” (Hch 14:15). Nótese que como la predicación no se desarrolló en una sinagoga, sino ante una audiencia desconocedora del Dios de la Biblia, el mensaje se tuvo que plantear dando a conocer primero a Dios mismo, como el creador de los cielos y la tierra. Una introducción similar realiza Pablo en su exposición en el Aerópago de Atenas, lugar donde los presentes eran gentiles (Hch 17:24). Este creador de los cielos y de la tierra también es el sustentador de la vida, un ser misericordioso que no ha dado a los hombres lo que merecen, sino que bondadosamente ha provisto para todos de “lluvias del cielo y tiempos fructíferos, alegrando la vida de los hombres”. 

 

Es altamente atractivo para un hombre recibir adoración de una muchedumbre. De hecho, una de las grandes luchas de cristiano es contra el orgullo, la vanidad, el deseo de reconocimiento y el afán de poder. Además, esta veneración no terminaba con los sacrificios, de seguro incluía un montón de privilegios también. Se tiende a olvidar que tanto Bernabé como Pablo eran hombres susceptibles de pecar, por lo que la adoración de una ciudad debe haber sido una prueba no menor para ellos. Sin embargo, el Espíritu Santo los había apartado para una tarea mayor, por lo que contaban con su plena ayuda (Hch 13:2).

 

Podemos suponer que este rechazo a la adoración generó un profundo resentimiento en el pueblo de Listra. Sumado a esto, algunos judíos de Iconio y de Antioquía llegaron vinieron a convencer a las muchedumbres de atacar violentamente a los apóstoles. Todo esto hizo que la gente cambiara su deseo de adorar en un violento ataque de lapidación (2º Co 11:25). Pienso que este ataque expresó la rabia de la gente al no poder concretar su ritual idolátrico con los apóstoles.


El ataque a Pablo en Listra y el viaje a Derbe

 

Pablo fue apedreado y llevado fuera de la ciudad. Muchos pensaron que estaba muerto. Sin embargo, “rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe” (Hch 14:20), lo cual parece ser un milagro evidente de parte de Dios. Algunos han propuesto que esta situación implicó una resurección del apóstol, pero el análisis del texto griego no respalda esa hipótesis. Lo más probable es que Dios haya intervenido de forma milagrosa, recuperando a Pablo instantáneamente.  

 

Como se mencionó, la siguiente ciudad visitada fue Derbe, ubicada a unos 90 km al sur este de Listra, localidad donde Lucas registra que se hicieron “muchos discípulos” sin dar más detalles. Derbe sería el punto de inflexión en el primer viaje misionero y de ahí en adelante comenzaría el regreso, repitiéndose el paso por las mismas ciudades visitadas. El hecho que retornaran por la misma vía que habían escogido es de destacar, pues tanto en Listra como en Iconio, o en Antioquía de Pisidia, los apóstoles tuvieron que huir del ataque coordinado por los judíos, se trataba por tanto de un retorno peligroso, que los apóstoles no quisieron rehuir. Sin embargo, la necesidad de reforzar las comunidades cristianas recién instaladas los hizo volver a pasar por ahí. En cada lugar los apóstoles confirmaban a los discípulos, exhortándoles a permanecer en la fe, enseñándoles a perseverar en las tribulaciones. Además constituyeron ancianos en cada iglesia (Hch 14:23), los cuales quedaban con la responsabilidad de guiar a la congregación recién fundada. 

 




El regreso a Antioquía de Siria

 

Como se mencionó, el camino de retorno partió en Derbe, última ciudad visitada por los apóstoles. De ahí  hicieron la reversa del camino de ida hasta llegar a Antioquía de Pisidia. Ya en dirección al sur pasaron por la provincia de Panfilia y predicaron el evangelio en Perge (Hch 14:25). El viaje de ida no registra predicación en Perge, por lo que la visita en el retorno da cuenta del cumplimiento cabal -por parte de Bernabé y Pablo- de la misión que les fue encomendada, pues no dejaron ciudad relevante sin visitar. Finalmente, desde Perge descendieron a Atalía y de ahí, en vez de pasar por Chipre, navegaron directamente hacia Antioquía de Siria, la base de operaciones de las misiones de Pablo.

 

En Antioquía los apóstoles contaron las cosas que por la gracia de Dios pudieron realizar en su travesía misionera, en especial como Dios había abierto la puerta de la fe a los gentiles.



(1) F.F. Bruce, Libro de los Hechos, Colección Teología Contemporánea, CLIE, 2016, USA. Página 283. 

 

sábado, 9 de enero de 2021

Primer viaje misionero: Iconio (Hechos 14:1-7)



La siguiente localidad visitada por Pablo y Bernabé fue Iconio, ciudad en altura (1025 mts sobre el nivel del mar), parte de la provincia de Frigia, aunque se encontraba muy cercana a la frontera de Licaonia (1). Para llegar a Iconio debieron caminar 154 km desde Antioquía de Pisidia.


Como era costumbre, lo primero que hicieron fue dirigirse a la sinagoga donde “hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos” (Hch 14:1). De este enunciado se desprenden al menos dos ideas importantes; primero, la sola predicación del evangelio trajo salvación tanto a judíos como a gentiles. Lo segundo es la necesidad que tuvieron los presentes en la sinagoga de “oír” el mensaje, los mensajeros tuvieron que entregar un mensaje “audible”. 

 

Lamentablemente he sido testigo de predicadores (as) que usan la manida frase de Francisco de Asís “Prediquen el evangelio en todo tiempo, y de ser necesario usen palabras” como forma de engalanar o embellecer sus discursos. Lo malo es que la frase mencionada contradice el mandato de Dios de predicar el evangelio, reemplazándolo con un ejemplo de ética expresado en la conducta cotidiana personal. La Palabra de Dios se pregunta retóricamente por la manera en que las naciones creerán a la revelación de Dios “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Rm 10:14). De la misma manera, cuando el Señor Jesucristo explica la parábola del sembrador y hace referencia al que fue sembrado en buena tierra, dice “éste es el que oye y entiende la palabra” (Mt 13:23). 

 

¿Será posible recurrir a la alegorización para dar una lectura distinta a estos pasajes y de paso hacer que la frase de Francisco de Asís sea aceptable? ¿algo así como que el evangelio "se vive" día a día y se expresa en nuestra forma de ser? La respuesta es no. El evangelio es un mensaje con un contenido racional, es una trama histórica con implicancias y consecuencias, por lo que no se puede anular o subordinar a un ejemplo de conducta cotidiana. Dios despliega su poder a través de la predicación del evangelio, no del ejemplo de vida de un hombre o mujer particular. Por ejemplo, ¿cómo se podría explicar el siguiente versículo sin utilizar el lenguaje? 

 

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2º Co 5:21)

 

¿Cómo se podría decir que el Cristo impecable cargó nuestro pecado y pagó nuestra deuda ante Dios sin decir una palabra? ¿Cómo comunicar sin lenguaje el hecho que Cristo nos imputa su justicia y sólo por esa razón somos aceptables a Dios? Es imposible.

 

Volviendo a la narrativa, el versículo 2 describe la acción de algunos judíos entorpeciendo el avance del reino de Dios, “Mas los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos” (Hch 14:2). Esta acción de estorbo ha sido una constante en el personaje colectivo denominado “los judíos”. Interesante es indicar que estos últimos no miraban con aprecio a los gentiles, sin embargo, cuando se trató de detener con injusticia el avance de la verdad no tuvieron problema en acercarse a ellos para atacar a los cristianos. 

 

El versículo 3 comienza con una cláusula que a muchos ha generado confusión: “Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo…”, expresión que pareciera contradecir la situación adversa descrita en el verso anterior, donde los judíos habían corrompido los ánimos de los gentiles contra los hermanos. La sección sonaría algo así como: “los judíos pusieron a toda la gente en contra de nosotros, por tanto nos quedamos ahí mucho tiempo”, lo que parece incoherente. No obstante, creo que no es necesario sucumbir tan fácilmente a la crítica textual, ya que el pasaje también se puede considerar de otra forma: en la adversidad y la persecución, tanto Pablo como Bernabé fueron fortalecidos por el Espíritu Santo y hablaron con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios (Hch 14:3). Hemos visto en otros pasajes la relación estrecha que hay entre el control del Espíritu Santo y el denuedo en la predicación de la verdad.

 

 “Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles” (Hch 14:4). La predicación del verdadero evangelio no dejará indiferente a las audiencias, y en muchos casos habrán reacciones de rechazo y oposición. El mismo Señor Jesucristo adelanta las consecuencias que tendrá el mensaje de salvación en los diversos grupos humanos “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada” (Mt 10:34 y siguientes). Por esta razón es que tantos seres humanos se han esmerado en distorsionar, diluir, modificar o invisibilizar el verdadero evangelio.

 

La predicación fiel suele desembocar en persecución y padecimientos para los cristianos “Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, y allí predicaban el evangelio” (Hch 14:5-7). Es una verdad que muchas veces asusta, pero la persecusión, las tribulaciones y los padecimientos son parte esencial del ministerio de todo cristiano fiel, el mismo Señor Jesucristo señaló “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5:10).

 

 

 

(1) F.F. Bruce, Libro de los Hechos, Colección Teología Contemporánea, CLIE, 2016, USA. Página 283. 

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