domingo, 9 de enero de 2022

Tercer viaje misionero: el retorno a Jerusalén (Hechos 20:1-17)



El tercer viaje misionero de Pablo llega a su fin, y su retorno es "contra reloj", debido al deseo del apóstol de celebrar las fiestas nacionales más importantes en Jerusalén (Hch 20:16). De esta manera, las últimas visitas del apóstol se caracterizan por un sentido de "prisa", de querer evitar estar más tiempo de lo necesario en algunos lugares, como en Éfeso.

 

No obstante esta prisa, Pablo necesitó hacer un nuevo recorrido por Macedonia antes de embarcarse con dirección a Jerusalén. Su retorno desde Éfeso implicó visitar Troas, Neapolis, Filipos, Tesalónica, Berea y finalmente las ciudades de Acaya; Corinto y Atenas. Es probable que esta "vuelta larga" haya tenido por propósito recolectar ofrendas para los hermanos en Jerusalén, algo que en el libro de Hechos sólo se sugiere (Hch 24:17), pero que se constata en otras cartas escritas por Pablo (Rm 15:26, 1º Co 16:1, 2º Co 8-9). Además de la recolección de ofrendas también hubo supervisión y exhortación por medio de la Palabra a cada una de las iglesias establecidas en las ciudades recién mencionadas (Hch 20:2). 

 

Si bien este recorrido fue hecho en el marco del tiempo disponible antes de las grandes fiestas judías, Pablo se detuvo por 3 meses en Corinto (Hch 20:2). Esta estadía tuvo un fruto perdurable para la Iglesia de Cristo de todas las edades: la carta a los Romanos (Rm 15:26-28). La ayuda e inspiración dada por el Espíritu Santo le permitió a Pablo escribir en sólo tres meses esta monumental obra de contenido teológico. 

 

Después de su paso por Corinto, el apóstol traza su retorno a Siria por vía marítima, desde el puerto girego de Cencrea, pero oportunamente fue avisado de un plan judío para asecharle justamente cuando se embarcara. Esta información le permitió modificar la ruta, volviendo por la región de Macedonia, visitando las mismas ciudades de su recorrido "de ida" a Grecia. En este retorno "alternativo", Pablo fue acompañado hasta Troas por un grupo de hermanos provenientes de distintas localidades, los que probablemente ayudaron a transportar las ofrendas levantadas para la iglesia de Jerusalén. Todos estos llegaron al puerto de Troas junto a Pablo. Por otro lado, Lucas y sus acompañantes se quedaron en Filipos, lugar donde pudieron pasar la semana de la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura. Cinco días después Lucas se reúne con Pablo en Troas, donde estuvieron siete días (Hch 20:6).

 

En Troas sucedió una situación especial. Estaban los hermanos reunidos en el aposento alto de aquel lugar, mientras el apóstol Pablo hacía un discurso interminable. En esta escena aparece el nombre de Eutico, joven participante de la reunión, el que estaba ubicado sobre la ventana. Para tristeza de la concurrencia, Eutico cae dormido desde el tercer piso y muere inmediatamente. A partir del versículo 8 "Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos", se han planteado muchas hipótesis para explicar el sueño del joven; gases emanados desde las lámparas, algún nivel de hacinamiento en el aposento alto o cansancio producto del discurso tan largo de Pablo. Sin embargo, esta historia tuvo un feliz desenlace, pues Pablo pudo demostrar sus prerrogativas como apóstol resucitando al joven. Como comenta John MacArthur, para obrar el milagro Pablo se "echó sobre él" (Hch 20:11), acción que hace recordar lo que hacían tanto Elías (1º R 17:21) como Eliseo (2º R 4:34) al obrar milagros (1)

 

Finalmente, saliendo de Troas, Pablo prefirió viajar por tierra hasta la localidad de Asón, lugar donde habían llegado por vía marítima Lucas con los otros hermanos. No se indica el porqué Pablo prefirió viajar por tierra en vez de embarcarse juntamente con Lucas. En Asón Pablo se une a la embarcación con los otros hermanos continuando el recorrido por Mitilene, ubicada en la Isla de Lesbos. La vía marítima evitó pasar por la concurrida Bahía de Éfeso, en Asia, la que estaba fuera de camino de la ruta entre Quío y el puerto de Samos. Pablo no quería desviarse de la ruta, pues anhelaba estar el día de Pentecostés en Jerusalén. 

 

 

 



[1] John Macarthur, Comentario del Nuevo Testamento: Hechos, Editorial Portavoz, USA, 2014. Pág. 507.

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