domingo, 26 de mayo de 2024

El infinito Dios participa de las bodas de Caná

 


Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

 

12 Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.


Juan 2:1-12

 

El infinito Dios participa de las bodas de Caná

 

Este pasaje narra el primer hecho sobrenatural realizado por el Señor, una "señal" según el versículo 11. Se trata de un milagro cotidiano, en el marco de una boda judía. Caná puede ser "Kefar Kanna", ubicada a unos 5 km de Nazaret o "Khirbet Cana", a unos 13 km, ambos sitios son lo suficientemente cercanos a Nazaret como para explicar por qué los anfitriones conocían a la familia de Jesús. Debemos tener presente que las bodas de aquel tiempo duraban siete días y los anfitriones se esforzaban por invitar a la mayor cantidad de gente posible.

 

Resulta que un elemento clave de la boda -el vino- se había acabado y al parecer nadie se había percatado de esto, ni siquiera el maestresala, por lo que se infiere del verso 10. Este "error" no era menor y podía dar lugar a un motivo de burla por mucho tiempo para la familia anfitriona. El lugar para las mujeres estaba cerca de donde se almacenaba el vino, de modo que María -la madre del Señor- pudo advertir la escasez y dar la alerta, lo que demuestra lo cercana que era a los organizadores de la boda.

 

Como mencionamos, esta situación muestra al Señor participando en eventos propios de las relaciones humanas más sencillas, como lo es una fiesta de matrimonio. De esta manera, el Dios del universo hecho hombre (Jn 1:14), el que no fue reconocido por el mundo que el mismo creó (Jn 1:10), el que era Dios desde toda la eternidad (Jn 1:1), también tenía la capacidad de vincularse con la humanidad en una celebración cualquiera, y además contribuir en continuar el festejo proveyendo del vino necesario para "alegrar el corazón" (Ec. 9:7).


Desde siempre ha parecido que la respuesta de Cristo a la frase de María "no tienen vino" es poco amable y desproporcionada. Sin embargo, eso sucede porque la narrativa no incorpora indicaciones sobre el tono de voz con que se debe leer. La expresión "mujer" del verso 4, en el griego original, expresa compasión y no molestia. Aún no era el tiempo para que Jesús se revelara públicamente como el Mesías, la conversión del agua en vino es una señal para la posterioridad, más que un milagro para la vista de los presentes. Como señala un comentarista, el Señor pudo haber dicho: "Una vez que comience a hacer milagros, comenzaré el camino hacia la cruz" (1).

 

Un símbolo es un elemento u objeto material que representa o es representativo de otra cosa, sea una entidad, idea, característica, persona, etc. En este milagro inicial de Cristo tiene un rol principal el vino, elemento que simboliza su preciosa sangre vertida en la cruz del calvario, "Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados" (Mt 26:27-28). De esta manera, podríamos plantear que la conversión del agua en vino es una ilustración simbólica de la futura obra de expiación de Cristo en la cruz. Sólo el Señor tiene la capacidad sobrenatural de transformar el agua corriente, sin sabor y muchas veces sin valor, en un delicioso vino, apreciado por la gente. De la misma manera, sólo Cristo pudo entregar su vida y verter su sangre en lugar de los pecadores para lograr su redención (2° Co 5:21). 


La redención es una expresión hebrea que indica liberación, donde el "rescatador" debe pagar un precio en favor del "rescatado". Adán transgredió y hundió a la humanidad en el pozo del pecado. De gozar de las bondades del Edén y de la comunión directa con Dios, el hombre pasó a habitar un mundo hostil y lleno de dolores. El rescate que pagó Cristo en el calvario nos asegura la liberación del pecado y del dolor de este mundo hostil, y de paso nos promete una situación mucho mejor que en el mismo Edén. Eso es la redención, el acto de liberar a alguien de un padecimiento pagando un rescate, para luego, estando liberado, vivir en una situación mejor que la anterior.

 

Creemos que el comentario del maestresala al esposo: "más tú has reservado el buen vino hasta ahora" (v. 10) aporta algo que va más allá de su mero significado literal. En un comienzo la boda contó con un buen vino, el que posteriormente se agota dejando a la boda sólo con agua. En esta situación intervino el Señor sobrenaturalmente convirtiendo el agua en vino de altísima calidad. Si consideramos las veces que en el Nuevo Testamento el vino se asocia simbólicamente a la sangre de Cristo, podemos concluir, sin temor de ir más allá del texto, que este milagro de conversión es una analogía del paso del hombre en su situación de esclavitud del pecado -las 6 tinajas de agua para la purificación ceremonial- a la condición de hombre redimido por la sangre de Cristo -el agua convertida en vino- obra realizada por el Señor vertiendo su sangre en nuestro favor (Hch 20:28). Pasamos entonces de una situación socialmente incómoda, una boda con seis tinajas de agua, a una situación sobrenaturalmente mejorada, donde los invitados pueden disfrutar del mejor vino existente. Una ilustración de la redención.



[1] Craig S. Keener, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia. Nuevo Testamento. Editorial Mundo Hispano, Colombia, 2019. Pág. 264.




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