lunes, 1 de febrero de 2021

La puerta ancha y la estrecha


La puerta ancha del falso evangelio

 

Dice el predicador:

 

Hay algo que te quiero contar, es la maravillosa noticia que Dios te ama y desea que le des un poco de tu atención. Él quiere entrar en tu corazón para sanar tu alma, ayudarte a vencer tus angustias y hacerte saber que en el cielo siempre habrá alguien en quien puedes confiar y que nunca te defraudará. Lo único que debes hacer es entregarle tu corazón y él vencerá tus batallas. Dios puede hacer que tus sueños se hagan realidad. 

 

Recuerda siempre que Dios es amor y está esperando pacientemente que le abras la puerta de tu corazón para cenar contigo.

 

 

La puerta estrecha del verdadero evangelio

 

Dice el predicador:

 

La Biblia dice que todos los seres humanos son pecadores y enemigos de Dios (Rm 3:23). El pecado tiene como sentencia la muerte del hombre (Gn 2:17, Rm 6:23). 

 

Sin embargo, el amor de Dios ha provisto salvación en la persona de Jesucristo, él es el único que puede pagar y anular la sentencia de muerte dada al hombre. ¿Cómo sucede esto? Cristo carga con el pecado del hombre que ha confiado en él y paga la deuda del pecador con su muerte en la cruz. De esta manera, Dios anula la sentencia de muerte contra el pecador que ha creído en Cristo, “convalidándole” la muerte del Salvador en su favor (2º Co 5:21).

 

Sólo Cristo pudo sustituir al hombre y pagar satisfactoriamente su sentencia ante Dios, pues Cristo es tanto Dios como hombre a la vez, pero sin pecado. 

 

Cristo predicó “arrepentíos y creed en el evangelio” (Mr 1:15). Los que creen en Cristo tienen un Salvador, pero los que rechacen creer deberán pagar su pecado con su propia muerte: 

 

“el que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Jn 3:36).

 

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