sábado, 12 de junio de 2021

El segundo viaje misionero: los nobles de Berea (Hechos 17:10-15)

 


Pablo y Silas salieron de Tesalónica de noche, para evitar ser agredidos por las turbas de judíos (Hch 17:10). Su siguiente misión fue en la ciudad de Berea, ubicada a 96 kms al oeste de Tesalónica y de la vía Ignacia. 

 

Los bereanos se hicieron universalmente conocidos por el siguiente texto: "Y éstos (los bereanos) eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hch 17:11). El judaísmo de aquel tiempo consideraba nobles a las personas que verificaban todo pensamiento con las Escrituras, también llamaban nobles a todos los que escuchaban atentamente a sus maestros. Algo parecido pasaba con los griegos, pues los maestros alababan a los alumnos que los oían atentamente (1).

 

La traducción en español Reina Valera 1960 utiliza la palabra "nobles" tanto en el versículo 4 como en el 11. En el 4 se describe a las nuevas creyentes de Tesalónica: "Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas", mientras en el versículo 11 se usa la misma palabra para calificar a los bereanos. Sin embargo, a pesar de estar apuntando a un mismo campo semántico, su significado en el idioma original es levemente diferente. En el verso 4 se está indicando literalmente que personas de "clase alta" se estaban convirtiendo a Cristo, mientras en el verso 11 la palabra "noble" es más bien un alago por la actitud de los bereanos, propia de alguien "bien nacido".

 

Si el Señor Jesucristo mandó a los fariseos a "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Jn 5:39), entonces claramente es de persona "noble" el obedecer su mandato. La Palabra de Dios trata esencialmente de Jesucristo, por lo que si alguien lo busca en sus páginas, inmediatamente se convierte en un ser humano de "alto rango". La palabra escudriñar implica investigar, interrogar o examinar, o sea, trata de una actitud activa al momento de leer el texto. Escudriñar la Escritura implica trabajo, no es una lectura rápida ni liviana, es una actividad demandante y que por cierto, se debe realizar diligentemente, para el Señor.

 

El resultado del ministerio de los hermanos en Berea fue alentador, el texto indica que "creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres" (Hch 17:12). Nuevamente aparece la idea de la distinción social. Mientras algunos piensan que el evangelio no puede ser predicado a personas con mayor "prestigio", la Palabra de Dios nos muestra que tanto en Tesalónica como en Berea hubo creyentes de alto rango. Nótese que el texto repite al menos tres veces la misma idea.


Lamentablemente, los judíos de Tesalónica supieron del ministerio de los hermanos en Berea y viajaron con el propósito de estorbar. Los tesalonicenses no tenían jurisdicción legal en Berea, pero las turbas agitadas no estaban muy dispuestas a subordinarse a las leyes, por lo que partieron de igual manera. Es de destacar la facilidad con que el liderazgo judío manipulaba la voluntad de ciertos grupos del pueblo, los cuales estuvieron dispuestos a viajar casi 100 kms sólo para causar alboroto. Considérese que en esos tiempos los 100 kms de distancia se debían recorrer caminando o a caballo, en el mejor de los casos.

 

Ante esta nueva persecución, los bereanos enviaron a Pablo hacia el mar mientras Silas y Timoteo siguieron en la ciudad. El destino del apóstol Pablo sería la ciudad de Atenas, lugar al que hasta el día de hoy no se sabe si llegó por vía marítima o terrestre. Finalmente, los hermanos que tenían el encargo de llevar a Pablo lo hicieron, y se dio la instrucción de que Timoteo y Silas partieran también hacia Atenas lo antes posible.

 

Creo que es pertinente una pequeña mención sobre los hermanos que condujeron a Pablo, tanto fuera de Berea como en dirección a Atenas: "Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron" (Hch 17:15). 


En toda la historia del pueblo de Dios han habido siervos anónimos como los que guiaron a Pablo hacia Atenas. Estos rara vez han sido reconocidos por las generaciones siguientes de la Iglesia, pero sus silenciosas acciones han significado un servicio fundamental a la iglesia de Cristo. Es un aliento para los cristianos tener presente que el Señor considera el actuar de sus hijos en base a parámetros muy distintos a los nuestros.

 



(1) Craig S. Keener, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia. Nuevo Testamento. Editorial Mundo Hispano, Colombia, 2019.

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