jueves, 31 de octubre de 2024

La promesa del diablo: salud, dinero y amor

 



Trabajo y dinero

 

Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 

 

Job 1:9-10

 

La prosperidad material es uno de los mayores intereses del hombre y Satanás lo sabe. La idea que malévolamente transmite el enemigo es que Job sirve a Dios en la medida en que Dios bendice el trabajo de sus manos. No hay milagro ni nada destacable en Job, hasta el más vil de los seres humanos se pondría en las manos de Dios a cambio de riquezas y abundancia.


La prosperidad material conlleva beneficios muy concretos, visibles, tangibles: una casa más amplia, con mejor jardín, con mejores muebles, dispositivos tecnológicos, automóviles, gastos de placer y un larguísimo etcétera, pero también tiene una dimensión "simbólica", o lo tácito o implícito que conlleva el disponer de recursos en un entorno de seres humanos con muchas carencias. El dinero de inmediato transforma a su poseedor en alguien deseado, respetado y querido. Independientemente de cómo haya conseguido los recursos, el hombre que tiene los medios goza de buena reputación en su círculo: se le quiere, se le invita a todos lados, se le aprecia. La prosperidad material no sólo es más comodidad, sino también una mejor valoración social.

 

Como es sabido, en las iglesias de la prosperidad se suele ponderar a los asistentes en función de sus diezmos, por lo que alguien de buena posición económica gozará de la cercanía y asistencia preferencial de parte de los liderazgos, en desmedro de la gente sencilla, los que normalmente son ignorados por estas "congregaciones de santos".  


Salud y amor

 

Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; más guarda su vida.

 

Job 2:3-6

 

Probablemente el área más importante para un ser humano es la salud. Como es lógico, la valoración de la salud es mayor en personas que han padecido alguna enfermedad y no tanto en los que siempre han estado sanos. Por lo tanto, una buena salud es una recompensa más que suficiente para movilizar a alguien enfermo o con un familiar cercano postrado. 

 

Ahora bien, desear una buena salud no es algo malo en sí mismo, la misma Palabra de Dios recomienda buenos hábitos alimenticios para no propiciar las enfermedades o el deterioro del cuerpo. Sin embargo, en la actualidad la buena salud ha convertido al cuerpo humano en un ídolo al que se le debe adoración. Los cánones instalados por la cultura contemporánea establecen lo que es bello y en qué medida estamos lejos o cerca de esa definición.

 

Por otro lado, la salud mental también es un bien preciado. Depresiones, ansiedades, traumas, temores, angustias, soledad, son afecciones que arruinan la existencia del hombre moderno, incluso en gente que dispone de suficientes recursos. Para enfrentar este tipo de problemas usualmente se receta algo mágico: el amor. La promesa del amor romántico es que la gente vivirá una constante e interminable felicidad. 

 

En definitiva, Satán conoce nuestros 3 principales intereses: salud, dinero y amor. La vida se transforma en una lucha permanente por lograr estos 3 grandes objetivos. Esto es algo complejo para los hombres comunes, no es fácil hallar a alguien sano, con medios económicos y exitoso en lo amoroso (todo a la vez). Sin embargo, esta dificultad la resuelve el evangelio de la prosperidad, el cual le promete al hombre que Dios colmará su corazón con buena salud, abundante dinero y amor eterno.  

 

A modo de paréntesis, lo anterior recuerda las áreas temáticas en que los tarotistas o espiritistas televisivos suelen explayarse: salud, dinero y amor. Si usted es una persona reflexiva, se dará cuenta que esto no es una mera coincidencia.

 

El verdadero afán del cristiano

 

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

 

Mateo 6:31-33

 

En Cristo la situación es radicalmente distinta. Los cristianos no debemos buscar afanosamente las cosas que el mundo promete. El cristiano debiera colmar su deseo y necesidad contemplando a Cristo y el destello de su gloria en el evangelio. El deseo de profundizar en la gloria de Cristo es la búsqueda del reino de Dios y su justicia, lo cual es un tesoro frágil y difícil de hallar, pues requiere de disciplina y vida en santidad, pero una vez que se degusta nos libera de la preocupación por lo que comeremos, beberemos o vestiremos. El evangelio verdadero lleva al ser humano a Cristo, por medio de Cristo mismo. En cambio, en el falso evangelio de la prosperidad Cristo es sólo un medio para conseguir las cosas que desean los gentiles: salud, dinero y amor. 

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